SÍGANME

 

 

 

Síganme. Por esta escalera subimos a la gran oficina. Por aquí en este apartado encontraremos a Juan. En aquella de más allá veremos a Maria Pese a trabajar en la misma oficina, ellos no se conocen. No sabemos a que se dedica la oficina. Creo que ellos tampoco. Cuando digo ellos me refiero a las casi treinta personas que trabajan allí. Solo saben que le alcanzan papeles que tienen que copiar o incorporar a la base de datos. Todos entran a las ocho, paran para comer entre las doce y media y la una y luego salen y se van a sus casas.

Y mañana será igual y pasado, también.

Síganme. Por esta escalera bajaremos hasta el barcito que está en planta baja donde comen todos los que van a esta oficina y también la de enfrente. Nos hacemos a un lado y dejamos pasar toda la oleada de oficinistas. Vamos hasta el fondo y en una pequeña mesa vemos a Juan sentado mirando hacia la pared de espaldas al salón. Síganme, nos acercamos a Juan y escuchamos el pedido que le está haciendo al mozo. Tráigame un churrasco termino medio, ni muy cocido ni muy crudo que tenga juguito pero del marrón, no del sanguinolento. El mozo se da vuelta hacia el mostrador y grita: un churrasco.

Síganme. Ya ha terminado la tarde y los vemos salir a todos como otra oleada humana. Algunos se dirigen a sus domicilios, otros se demoran en el Pub de la esquina tomándose algunos tragos. Síganme, allá va Juan rumbo a la parada del colectivo que lo llevará hasta su casa. Tal vez no estaría mal que lo siguiéramos hasta el Pub y se tomara algunos tragos antes de cambiar la rutina de la oficina por la de su casa.

Síganme, este que vemos aquí es el departamento de dos ambientes de Juan. En realidad es de un ambiente y medio porque la cocina está integrada al comedor.

Síganme, ya es noche plena y Juan entra a su departamento, le da un beso a María e intercambian información de cómo les ha ido en el día (no es la María de la oficina. La esposa de Juan también se llama María). María está cansada con las cosas de la casa y Juan está cansado con las cosas de la oficina. Finalmente María da por concluida la conversación diciéndole: para la cena te preparé un churrasquito termino medio, ni muy cocido ni muy crudo que tenga juguito pero del marrón, no del  sanguinolento.

Síganme, acerquémonos a este almanaque y arranquemos esta hoja y la que sigue y la que sigue.

Síganme. Han pasado varios meses y lo encontramos a Juan dentro de la oficina pese a ser el horario de comida, está casi solo. Desde hace unos días ha advertido que María no baja a comer y ha decidido quedarse.

Se levanta como distraído y se dirige como al baño. Al pasar por el lado de ella pone cara como de sorprendido y exclama: que sorpresa, pensé que estaba solo.

No está mal para comenzar una conversación.

Síganme que nos vamos a acercar a esta pared del costado. Debajo del reloj hay un almanaque con el logo de la empresa. Vamos a arrancarle esta hoja y la que sigue y la que sigue.

Durante las charlas del medio día han ido intercambiando información y María le ha contado que no baja a comer porque le parece que media hora es poco y que prefiere traerse una ensalada de su casa de Rúcula, y Zanahoria que condimenta de una botellita que ya tiene preparada con sal, aceto y un poco de aceite. En la casa cena con lo mismo pero con un toque de ajo que no le pone en la oficina porque te da aliento fuerte. Juan le ha contado que ha aprendido a recuperar documentos cuando se corta la energía. Y María le ha contado que ha aprendido a solucionar cuando se tilda la maquina sin tener que resetearla.

Síganme, aquí lo vemos de nuevo a Juan entrando a su departamento. María esta cansada con las cosas de la casa. Juan con las cosas de la oficina. Van a comer y acostarse temprano porque mañana hay que madrugar para comenzar con otro día. Acérquense, ¿notaron que algo cambió? ¿No? Fíjense en el plato de él. Además del  churrasquito, lo está acompañando con una ensaladita de Rúcula y zanahoria condimentada con sal, aceto, un poco de aceite y un toque de ajo picado.

Síganme, entramos en la oficina y al fondo vemos que un apartado está María y Juan, es medio día. La conversación ha transcurrido con los mismos datos que desde hace tres meses. Pero, entonces para qué nos acercamos a escucharlos. Presten atención. Juan le dice en un momento que la verdad es que la oficina es incomoda. ¿Escucharon? Si ya se que no descubrió la pólvora. Pero no lo saquen de contesto. Escuchen lo que le responde María: creo que alguna vez nos tendríamos que encontrar en algún lugar más cómodo. Ya está. Lo demás son pequeñeces. El plan ya está planteado. Solo falta ajustar el día y la hora y como se las van a ingeniar para que en sus respectivas casas no sospechen. ¿De quien fue la idea? Creo que de los dos: van a pasar parte de enfermo. Van a faltar al trabajo y se van a encontrar… en un lugar más cómodo.

Síganme. Es un día como tantos otros. La oficina esta casi toda llena, casi ni se nota la falta de dos integrantes. Síganme bajamos, salimos a la calle doblamos por la 9 de Julio hacia Constitución, doblamos de nuevo por la Juan de Garay y en una entrada, de esas que tienen arbustos para que no se vea bien quien entra y quien sale, los seguimos a ellos dos hasta un primer piso. Hay muchas habitaciones pero entramos en la que están ellos  dos tirados sobre una cama. No escuchemos que es lo que están hablando, posiblemente de cómo resetear la maquina sin tener que apretar control-alt-delete.

Síganme, nos retiramos sin hacer ruido, tampoco nos interesa como les fue en esa tarde romántica. Vamos a hacer algo de tiempo yéndonos hasta parque Avellaneda y luego volver hasta la casa de Juan. Llegamos justo cuando Juan está entrando como si regresara de la oficina. María no lo está esperando cerca de la entrada, está en el dormitorio acostada. Le comenta que esta agotada por las cosas de la casa y agrega que vino el médico de control de ausentismo y que no lo encontró. María le dijo que se trataba de un error que el enfermo no era Juan sino que había pasado atención de enfermedad por familiar y que justo había ido hasta la rotisería. El médico le había dejado el certificado reconociendo el día. Además le dice que en el Friser hay carne para descongelar. Lo seguimos a Juan hasta la cocina y escuchamos que desde la habitación, María le dice que no le prepare nada para ella que no va a comer porque no tiene hambre. Mientras tanto lo vemos a Juan que en silencio se está preparando un churrasquito término medio, ni muy cocido ni muy crudo, que tenga jugo…

 

 

 

 

 

 

Gustavo Costas

Reescritura 5-6-10

 

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